Alguien me pidió una historia...

En realidad me pidieron un poema... ni que yo fuera uno de los legendarios juglares... para escribir algún poema tendría que pensarlo muchi... mucho (en serio, mucho). se me hacen más fáciles los relatos... y aquí va como lo comencé... tal vez algún día, cuando me pidan una continuación en cinco minutos...lo continúe. por ahora, aún estoy un poco vacía como para escribir. sólo un poco vacía porque ahora tengo miedo... terror. A veces no sé lo que hago. Quisiera tener el poder de borrar el pasado...pero no de mi memoria. ¿No pido nada, no?
(Una vez más figuran espejos... curioso)

Espejos encontrados, realidades chocadas

Circe mandó del seno de la valanetía a un gallardo guerrero sin armadura plateada... una piel y busto de león de gruesas fibras vestía tan gloriosa figura... De las fauses, que ni Hércules se atrevió a violar, se asoma una mirada profunda... furtivamente el guerrero, asemeja a los caballeros que aún vienen de algún lugar de la Mancha que no sé si quisiera rememerar.
Exhausto de la ferviente batalla... empapado en sudor y manos sangrientas...felizmente se aferra al mágico retrato, casi espejismo, en su memoria frágil de guerrero. La imagen difusa de su amada atrapada en la lejana torre de gélida piedra.
Sobre las crueles montañas picadas, se deja ver por encima de las nubes lacrimosas...una brillante torre de la que surgen besos invisibles y esperanzas febriles. Una princesa de un reinado oscuro espera paciente a su salvador nocturno... el guerrero de la fibrosa capa de León... Va a sacarla, rescatarla de su trono de oro, se los barrotes reales, e las coronas con espinas de plata. Y traspasar un espejo quebradizo, en el que todas las noches, antes del alba... una princesa de piel cenicienta, espera, apagada, las luzes de su caballero fragantes como dulces rosas en primavera.

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