"Tu eres la luz del espejo"

Seis días sumergida en una espera desesperada tuve que suplicar por palabras que me nutrieran de vida. Desplomada en el gélido suelo lloré, supliqué al vacío que una vez me regresó el eco de mis ruegos. Traté de escribir durante mi espera, entre sollozos me ahogaba en salada tristesa, temblaba en la húmeda soledad arinconada en la oscuridad, sólo podía garabatear las palabras :"¿Dónde estás?".
Vencida entre almohadones tibios terminé descargando mis sospechas líquidas... se deslizaban por mis mejillas, enfríaban mi cuello; pero de alguna manera aliviaban mi alma. Viví en la frontera de una fantasía reflexiva, buscaba respuestas,construía posibilidades. Finalmente me agobió la idea, el riesgo de haberlo alejado. Tan desgraciadas fueron mis palabras, tan frustrantes fueron esas líneas que no hacían más que arrastar a su lector hacia las sombras. Y lo entiendo, yo me asustaría si no estuviera acostumbrada a las dolorosas sombras. Estuve desconcentrada durante días, fingía una feliz normalidad mientras por dentro me derrumbaba, me consumía. No soporté más esa ignorancia hiriente y le escribí, llorosa, luchaba por medir mis expresiones, pero no pude evitar revelar mi angustia, patética.
Necesitaba saberlo. Exigía pasar mis vista por esas palabras que acabarían con mi carencia de sentido, esas palabras que me apuñalarían mortalmente pero que terminarían con mi letargo. Él era la causa de mi reciente insomnio, y ahora lo entendía. Dentro de mi corazón me negaba a que me dejara. Escribí en doleinte trance. Nunca había escrito palabras dedicadas a alguien con tal devoción.

Y como una mágica respuesta abriéndose paso, luminosa, entre la oscura bruma, llegaron sus palabras. Sucumbí nuevamente, esta vez, por diferentes razones. Me confezó acciones que nunca hubiese imaginado estuviesen ligadas a mi nombre. Nuevamente me obsequiaba hermosas palabras.

Brillante esperanza de un guerrero que quiere rescatarme de las sombras. Me obsequió un espejo, en el cual según sus palabras yo era la luz, tuve que suspirar para detener las lágrimas, esta vez dulces. Me dijo que nunca se había apartado de mi, siempre se encontró a mi lado, en sus pensamientos. Reía y lloraba. Le inspiraba relatos vampíricos. Sus palabras fueron las más más bellas que alguien me pudo haber entregado, me aliviaron completamente.

Por último, temí felizmente por una frase no totalmente comprendida, me es difícil digerirla por sus novedad en mis meditaciones. "No me ha espantado", me dijo, "todo lo contrario, me ha hechizado".

Comprendo y no comprendo, nunca había causado tal efecto en nadie. Y temí, me pregunté si yo misma no había sido igualmente hechizada. Mi mente está nublada, pero tal vez esté buscando respuestas en un lugar equivocado. Tal vez deba aventurarme a un lugar que por siempre ha estado clausurado.
Sonrío...

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