Visión...

Ven, siéntate, bienvenido, siéntete cómodo. Apagaré las luces. ¿Asustado? Yo soy el miedo.

Y... la ley, canta la temible sentencia: acabaremos como alimento de las rosas, quien llore de tristesa sobre un espinoso rosal, acallará con ternura nuestro adolorido sollozo permanente.

Y... la verdad, expresa en su más barroca melodía que me ha olvidado, colérico me ha abandonado. Me acusa y me hace sentir culpable... como si sus manos no estuvieran mancahadas de sangre.

Y... el recuerdo, viene y se desvanece, me engaña con esperanzas y alegrías parpadeantes, destellantes... se esfuman; tan pronto desaparecen. La sonrisa medio dibujada apuñala de dolor el otro lado coherente.

Y... la mentira, danza con fulgor demoníaco alrededor de mi corazón encadenado. !Denle rienda libre a mis latidos! Porque ya no puedo soportar contener los sentimientos. Quiero llorar.

Y... la ilusión, moribunda en una celda oscura se somete a la abatida del silencio celestial... el infernal le susurra noctámbula: "Te deseo". Haz correr mi sangre para siempre.

Y... la piel, llama en desesperante agonía la ternura inconcebible... no concebida. Se lastima en confusión de locura deseante. La caricia inexistente desgarra la esperanza táctil.

Y... el aliento, ondea en despedida etérea en el horizonte perdido. Se esfuma... se apaga... adiós.

Y... yo, duermo... sin vivir completamente camino en la tierra conquistada por la desolación. Esperando pasar el portal maldito hacia la felicidad; no tengo la llave.

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