Where am I?

Hace tiempo que quería escribir algo sobre mi nueva rutina, porque escribiendo es cuando se reflexiona. Siempre me obliga a pensar.

Hace ya unas tres semanas que comencé el nuevo semestre. Curso séptimo semestre de Periodismo... no parece que hace tres años apenas entraba a la universidad, y menos que dentro de poco menos de dos, me estaré graduando. Todavía recuerdo mi primera clase, era de Teorías de la argumentación (de la cual recuerdo muy poco por cierto) con el profesor más hermoso que cualquiera se puede imaginar. En serio xD, ese tipo de cosas te hacen madurar.

Por tres años dormí hasta las 4 de la mañana y despertab a las 10, me duchaba, almorzaba y salía a clases. Así de fácil. Ahora tengo clases todos los días a las 7 de la mañana. Un simple cambio de rutina puede cambiar tu vida en grande. Antes una inspiración decadente me visitaba todas las noches en la madrugada y escribía muchísimo; no digo que cosas buenas, pero escribía. Ahora sólo escribo con propósits académicos... no me da ganas de hacerlo sobre algo más porque simplemente no se me ocurre nada. La inspiración no me visita en horario vespertino.

Ahora me levanto a las 5:45 y tengo que hacer todo volando para no llegar tarde. Me llevo mi desayuno, ¡porque ahora desayuno! y tengo una nerviosa adicción al café. Leo el periódico, sorpresivamente casi todo, y hasta hablo de las noticias con mis compañeros... Me sorrpende discutir de la actualidad con mis mejores amigos, me aterra de hecho. Es una señal inequívoca de que me estoy volviendo normal.

Jamás perderé la costumbre de maquillarme. Ni loca saldría de mi casa sin por lo menos delineador de ojos, pero como ahora el tiempo se pasa volando, en cuanto me pongo una camisa cuando volteo hacia el reloj ya han pasado mágicamente 15 minutos. La mañana sabe que no me es nada amigable y me está castigando por ello. Ahora si no saco la ropa la noche anterior, me pongo lo primero que encuentre. En estos momentos agradezco que toda mi ropa sea negra, así no me tengo que preocupar por combinarla. Confiezo que el apuro y la comodidad me han llevado a... me han llevado a... a... a ponerme... ¡zapatos deportivos! Qué horror, qué catástofre,qué desastre, me siento mal.Algo es automático: hacer la cama. Ahora es lisa... sorpresivamente sé cuántas almohadas tengo. ¡Quién soy yo!
Despertarse en la mañana me da la desesperante sensación de que el tiempo se pasa más rápido, y que pasado el meridiem las agujas del reloj se hacen más pesadas. Cuando llego a mi casa me encuentro horas sin hacer nada, y eso está mal, porque me voy a volver loca. Y como mis amigos estudian todos en la tarde los pasillos de la universidad están vacíos de vagos escandalosos vestidos de negro.
Siempre había visto a la gente matutina más saludable y animada... pues eso no es cierto. En la mañan toda la gente ya está hostinada, como si se levantaran cansada, harta, agresiva. Creo que el siemple hecho de haberse levantado los pone de mal humor. Siempre creí que la gente llegaba al colmo de su paciencia en la tardem una vez trasncurrido el día. Pues toda mi vida estuve equivocada, pues en la mañana hay más gente molesta que en las tardes. Pienso que la razón es porque en las tardes ya las personas saben que el día se está acabando, pornto llegarán a sus casas con sus familias, sus novias, esposas, hijos, etc. y que podrán descansar. Ya no me siento especial: TODO el mundo odia las mañanas aunque lo nieguen.

Bueno, siempre hay una excepción a toda regla. Hay una chica en mi clase, ni siquiera recuerdo cómo se llama, pero siempre llega con una sonrisa exagerada pintada en sus labios rojos. Siempre está feliz, siempre dice que el día está precioso, por todo le da gracias a Dios y a todo el mundo le hecha el cuento de que ya se graduó en Publicidad pero que ahora cursará Periodismo porque blah, blah, blah. Antes me era indiferente,pero ahora no la soporto. Es tan feliz, tan entusiasta, está loca.

La multitud de gente en las mañana no es nada normal. Y no tengo más nada qué decir a cerca de ello.

Esta semana hasta me dio tiempo de sercame el cabello, me vi al espejo y no lo podía creer. Tan ordinaria... tan normal... tengo miedo. Me estoy volviendo tan gris queni me reconozco (mi cara de confusión/decepción lo explica todo). ¡Ahora hasta cocino! Me paso horas chateando con el gocho (porque no tengo nada que hacer y obviamente estoy perdiendo mi sentido común) que hasta podríamos llegar a tener una relación común y corriente. Incluso creo que lo extraño, ya puedo hablar con él tranquilamente por teléfono y no me da asco decir cursilerías. Me tiraré al metro.

Ciertamente muchas cosas han cambiado de mí. No estoy muy segura todavía de cuáles específicamente, pero siento un cambio radical sólo con el hecho de levantarme a una hora socialmente aceptable.

Tal vez sólo exagero. De todas formas le dije a mi mejor amiga que estaba cansada de los dramas como para armar uno aquí sobr emi vida. Nosotros hacíamos de cualquier cosa un problema y nos preocupábamos y entristecíamos en grupo... éramos estúpidos. Desde hace tempo somos mayores para saber perfectamente lo que hacemos y si mis amigos no se preocupan por sus vidas, aunque los quiero mucho, pues yo o me voy a preocupar por ellos. No me puedo dar la libertad de caer en otra crisis de ansiedad.

Reitero, a lo mejor exagero. No me crean nada, tal vez sólo busco una excusa para escribir "algo".

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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