Se va el año

Acabo de pintarme el cabello de negro… había unas terribles raíces chocolate mostrándose. Me pinté las uñas de los pies ya que esta noche usaré unos zapatos con peep toe. Rojas escarchadas, las uñas; no los zapatos.

Me comenzaré a arreglar como a las 6, temprano, porque después no quiero estar en una corredera. Me pondré una ropa que hace notar todos los kilos que he ganado; y unos accesorios que sólo podré usar unas pocas veces en mi vida, a menos que me mude de país o que quiera que me arranquen las orejas y los dedos en la calle.

El año nuevo es una de las las festividades menos favoritas para mi. El tiempo es tiempo, llega y se va tan pronto como vino; no es bueno ni malo, siempre sigue, no se detiene por nadie; sólo es, existe y nunca cambia. Por eso un paso de un año a otro no me parece mucha cosa.

Al menos le di la idea a mi madre de que compráramos antifaces y cosas para hacer la hora loca durante la “fiesta” y al menos bailar. Si no, sería como estar con mi familia en un día cotidiano; sólo que mejor vestidos y un con pernil y una pavo en la mesa (sí, un pavo, somos pitiyankis, so what?).

Tampoco pido deseos, de hecho nunca pido deseos. No soy de “las de ese tipo”. Y tampoco como muchas uvas que se diga. Y bueno, abrazar a la familia es bueno… al menos se hace una vez al año; no tengo problemas con eso.

Luego de la media noche… bueno, no pasa nada. A quedarse despierto a terminarse la botella o hasta cuando el cuerpo aguante. Y luego… nada.

La vida comienza de nuevo el lunes.

speakseehear:  onetheme:  (via appleday)
Feliz año nuevo de todas formas.

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