La espera fracasada (tortura lograda)

Y con lo tanto que ODIO esperar.

He vuelto... sin cirugía, con el mismo dolor lumbar y con algunos grados de arrechera más. Déjenme decirles por qué no me operaron hoy:

Esta mañana voy a la Clínica La Loira, en El Paraíso, Caracas; a las 8 de la mañana; me dijeron que no había habitaciones por el momento y como tenía cierto dolor en la columna, que entrara por "Emergencias".


A esas horas, "Emergencias" estaba a reventar, luego me enteraría que la razón era que todos los CDI y ambulatorios e la zona se tomaron vacaciones. A las 11 de la mañana, tres horas después de haber llegado pero sobre todo por esperar la clave de Seguros Ávila, ingreso y me colocan un calmante; media hora después me colocan en el área de "Observación".

Déjenme describirles esta área a ustedes, esta perlita. "Observación" es un cuarto con seis sillones reclinables. Me colocaron en el sillón número uno, enmarcado por muros, en donde por supuesto mi metro ochenta de estatura no cabía en posición normal. El que les digas que estaba incómoda no cubre realmente la sensación de sentirse atrapada en una cajita de zapatos.

Cuatro horas después llega uno de los doctores que me operaría y me informa que esta sería una primera operación; y que posteriormente tendría que hacerme otra. Por qué, en estas condiciones de terrible ansiedad, me deben dar esta noticia. El anciano me pide una serie de estudios preoperatorios; uno de los cuales incluyó estar en pelotas en una sala llena de gente mientras me hacían un electrocardiograma. No me importa, eso no es lo peor de todo.

A las 8 de la noche el seguro no había dado la clave para poderme ingresar porque, la Clínica no quería pasar el informe de mi resonancia magnética, uno que me hice en VidaMed hace como un mes. Pues resulta, que la Clínica le estaba cobrando al seguro la resonancia cuando ellos no me la habían hecho, y no mandaban el informe porque obviamente tenía el sello de VidaMed; no de La Loira.
Pero todo eso me lo dijeron luego de salir.

A esa hora, en ese sillón en "Emergencias", con un televisor en frente que sintonizaba Televén por más de nueve horas, con una aguja ardiente en el respaldo de mi mano durante todo el día; la angustia del resto de los pacientes que experimentaban el mismo infortunio que yo, y sin haber comido por más de 24 horas (porque supuestamente me iban a operar), y con la amenaza de quedarme toda la noche hasta la mañana siguiente porque aún no había habitación disponible; no lo resistí, tuve un inmenso ataque de pánico y no podía dejar de llorar.
No era mi intención; pero no podía evitarlo, mi impotencia era inmensa. Sólo quería irme a casa; y mi madre y hermano, al verme en tales condiciones me sacaron inmediatamente de allí.
No hay nada como estar en casa. Prefiero aguantar este dolor por los meses que sean necesarios; pero no vuelvo a pasar por esto nuevamente. Fueron 12 horas de una horrible tortura; si era una prueba sicológica; no la pasé.

La Loira hiede; no vuelvo allá aunque me esté mueriendo. Lo juro.

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