Salve poetica regina

"Escribir poemas con la colaboración de Poesía explica un poco mi creencia en la inexistencia de la musa o la inspiración. Creo que somos infinitas letras leídas, las infinitas emociones sentidas, todas quemadas en el papel junto a las opciónes: olvido y trascendencia. EScribir es un acto emotivo no inspirativo, escribir es un acto intelectual no musaico."

¡Insensato culto exacerbado a la razón! Degenerado escudo a lo desconocido de la magia intalgible de la poesía. El poeta es tal de corazón más no de cabeza, y si piensas en poesía es porque tu corazón se ha apoderado entonces de tu cerebro. ¡Horrible acertación destructiva de la musa inspiración! ¡Ninfa hermosa! Qué abasallante adoración a la propia supuesta sapiencia y capacidad de la ilusión de crear versos de la mano propia. Egocéntrica adoración al reflejo de nosotros mismo en las palabras. Qué afrenta a lo que tiernamente se nos ha alcanzado en préstamo infinito, ante la usurpación y ultraje de lo que no nos pertenece.
¡El lenguaje no es de nuestra posesión! Son tan lejanas las palabras de nuestro completo manejo que tan sólo las violamos en préstamo y aspiramos a una aproximación a nuestras pasiones. La poesía entonces, la ilimitada concepción de la belleza de cualquier mundo, nos es menos familiar, y el poeta se acerca gallardo a tales tierras desconocidas para contagiarse de tal poder y poder escribir, recitar, concebir.
¡La inspiranción es el carruaje real de tales artes! Tal es la infusión de vida que viene como un rayo a iluminarnos, a aquellos que secretamente con modestia nos infligimos poetas. Qué ofensiva bofetada al maravilloso mundo de las artes de la cual, ignorantes y libertinos, nos nutrimos y sasiamos. !Tan sólo pensar que la poesía es hija legítima de nuestras manos y pensamientos racionalizables! Abrupta presunción que apuñala la confianza que la madre musa ha depositado en quien quiera que posea una pluma y un corazón roto.
Pensar que el lenguaje que no nos es propio y la belleza que inmortalemente se perpetúa por siempre vive en nosotros. Qué horrible agravio a mi alma, el cólera a mis entrañas, qué soberbia, ¡Que vanidad! Somos meros envases vácuos de la poesía La inspiración nos poseerá con su implacable daga en las fluctuaciones de su pericia. Nunca seremos dueños del arte.

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